Por Centro de Alimentación, Investigación y Acción, extracto
Todos hemos experimentado ese sentimiento durante una reunión a última hora de la mañana en la que nuestros pensamientos vagan hacia los planes para el almuerzo. Ya sea que estemos pensando en calentar nuestras sobras o emocionados por almorzar con un viejo amigo, es fácil que nuestra mente divague cuando nuestro cuerpo está concentrado en la comida. Si realmente tiene hambre, a veces esa distracción se convierte en impaciencia e ira cuando desea que pasen los minutos hasta que pueda disfrutar del almuerzo.
Del mismo modo, los niños en la escuela no pueden concentrarse cuando tienen hambre. Esto ha sido probado una y otra vez. Los estudiantes que tienen hambre tienen más probabilidades de tener problemas de conducta y de salud mental, mientras que es menos probable que se desempeñen tan bien académicamente. Los niños y adolescentes que padecen hambre tienen puntuaciones más bajas en matemáticas y peores calificaciones que sus compañeros.
Si solucionamos el problema, los beneficios se ven casi de inmediato. Los niños que desayunan han mejorado su rendimiento en tareas matemáticas, pruebas de vocabulario, tareas mentales exigentes y reacción a la frustración. Proporcionar desayuno en las aulas escolares proporciona más que una simple nutrición, cambia la dinámica del aula por incaumentar la retención y disminuir los problemas de comportamiento; resultando en un salón de clases donde un maestro puede enseñar.
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Descargue el Informe de investigación de FRAC: Desayuno para aprender.